Había una vez un hombre que tenía 700 pesos, despilfarró la mitad y no deseaba que se le terminara la otra mitad. Por este motivo, el hombre fue a la casa de Orula y este le dijo que para que no se le acabara el dinero, hiciera rogación; pero él le respondió que no iba a gastar ni un centavo haciendo nada.
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